Digno silencio

Creo que mis poemas ya no son dignos,
de cantarse, ni ser leídos;
ni con luz, ni con sonidos.

Por eso, silencio amigo,
me quedo en vos,
donde había nacido.

Antropología

Tengo a flor de piel la sensación de esqueleto. Camino sintiendo mis huesos enterrarse en la suela de la zapatilla. Mi esternón cruje a cada paso, chocandose con el principio de las vigas óseas que dan estructura a mis piernas. Soy un muñeco con alma. Una marioneta, con un espíritu que está más afuera que adentro y va dejando huecos en cada parte de mi cuerpo. El cuero que me recubre parece estar a punto de rasgarse, no más roza su superficie contra otra más áspera o filosa va sumando fisuras, heridas por las que, quizás, se estén escapando poco a poco esos fragmentos de mi yo, son como filtraciones. Las caricias de las personas que alguna vez me quisieron o solo me tocaron, se llevaron consigo millones y millones de células muertas que encaminaron este destino infalible hacia la desintegración. El velo de los ojos del cerebro se afina cada vez más, esa tela que recubre mis dos ventanas al exterior, se vuelve con el tiempo más transparente, impidiendo la ceguera selectiva consciente o sin conciencia, que ha sido alguna vez el poder de elegir no ver alguna cosa; en este paso acelerado hacia el futuro se me anula, minuto a minuto, esa posibilidad de cerrarlas, dejando entrar cualquier imagen, como así también cualquier partícula de polvo que traiga el viento, cualquier rayo de luz que se interponga en este viaje. Los restos de esta supuesta evolución no son más que residuos, somos generadores de basura física y emocional. Las ruinas de nuestra era, serán montañas de apéndices y muelas del juicio. Cuando los seres del futuro descubran 200 metros bajo tierra, lo que quede de nuestros implantes mamarios y dientes postizos, confundirán aún más las hipótesis de la absurda forma humana. Nunca entenderán porqué las narices fueron más bellas respingadas, o porqué las cinturas eran mejores cuanto más delgadas, o porqué las pieles importaban más cuanto más claras. Ningún androide antropólogo podrá figurarse el esbozo real de nuestra especie extinguida y su dicotomía frustrada y transgredida de hombres y mujeres normalizados a escobazos. Lo mejor que podríamos haber mostrado era que teníamos tan poco que exponer porque éramos capaces de ser humildes, y hasta en algunas oportunidades, felices. Pero inmortalizamos la NoVida con haluros de plata que aún no han visto su final, motivo por el cual, pueden todavía decir que sus retratos son eternos y por eso más valiosos que el momento que se imprime sobre ellos.

ERA

soy, el final de una sombra con el sol de frente
vi, rebotar la pelota que hiciste picar
siento, el aire que vibró con la última nota
que hiciste sonar.

todo lo que encuentro es lo que dejas  al pasar.

las cenizas del cigarro que vas fumando,
las huellas que tus zapatos fueron dejando
escucho la melodía que vas cantando
siento el gusto de algún abrazo que fue entregado .


todo lo que encuentro es lo que dejas  al pasar.

Am-visiones


Si vas a desesperar espero que sea por que sea algo,
que aunque no sea ya, no sea solamente algo, por ser grande y ruidoso, digamos, que si va a hacer ruido que se escuche
y que lo escuche el que quiera y te apluda el que pueda.
Que te putee el que se anime a venir, que venga, y para algo
que sirva, para alguien, que seas vos, el que se sirva, 
el que aplauda al boludo, que quiso hacer algo grande y no le salió.
Y a vos la panza te explotó porque no te entraba mas una, y no encontraste la forma.
Lo que vomitabas era otra cosa, no lo que sentiste esa vez y te dolió tanto,
no te dolía lo que creías, porque lo frustrante no era el globo desinflado,
los vasos rotos, la comida que sobró, las velas derretidas,
era la luna que se alejaba.
y a vos no te importaba como brillaba, ni como te bañaba la luz,
solo era plantar la bandera y sacudir al mundo.
Y de tu nombre se acuerdan sólo porque en el colegio te lo hacen repetir,
aunque no importe por aca, si no, ni eso.
Entonces una lanza envenenada con ambicion y certeza,
de creer saber lo que te hace bien, de creer saber como poder
llegar a donde otros ni siquiera se preguntan dónde.
Y no querés soltar el escudo porque tenes miedo que en el camino
te atraviesen el estomago de punta a punta;
y descubran todos que no sangras.

La siempre viva



Arrinconada y suspendida en el aire observa,
impune se expone e impone su baile continuo,
la danza de todas las noches.
Incansable su amo alimenta la mente,
su cuerpo aumenta el tamaño,
embelleciendo su contorno.
Nadie se anima, todos miran para otro lado, menos uno;
llega, se detiene, sostiene la mirada hasta vencerla y la tumba.
De una puñalada queda tumbada, enterrada, entendiendo que:
solo se estaban sosteniendo porque la ley todavía los ignoraba.

SUELO ESTRELLADO

Hay demasiadas estrellas en el suelo esta noche,
y yo tan cerca.
Dónde dejo este metro sesenta y cincuenta kilos
de sangre no renovable que se congela en las venas.
Se me entumece el cerebro de solo pensarte marinero,
que rareza esa tuya, de tener el campo visual tan acotado,
de guiarte tan poco por el viento y mirar tanto el pronóstico,
que rareza esa suya de creerle a la gente que se acomoda tanto
el pelo, con lo poco que importa, y si no lo sabes vos, quién.
Que el ritmo siga al menos marcándote el paso,
y que sepas ver quienes bailan al compás;
que sordos abundan moviendo las cabezas al son de disimular.

DESAYUNO

Que me venda un sueño, una mentira
que tenga cuidado de los desilusionados
soltando globos al aire, te crucé por el cielo
esquivando misiles de guerras lejanas
abrazando amantes de novelas distantes
y decías que venias a sembrar las alegrías
que después con el tiempo se volvieron finales
tristes por terminar, antes de explotar
prematuros por ansiosos, repletos de desesperación
buscando la paz para morir tranquilos
buscando la muerte para vivir en paz

Entre tanta alegría te dejaste crecer las alas
pero no abandonaste el cuchillo
y llegaste hasta las nubes con ellas en tu espalda
y con él en la mano, un remolino te llevo a pasear
vos aceptaste y te caíste libremente
y como nunca hiciste caso a tu abuela
cuando dijo que los cuchillos, se llevan con la punta para abajo
ahora tenes mas cicatrices que mostrar
y mas historias para contar

HABITOS

Estoy mal por costumbre
no llegué a acomodarme
no me animé a unos brazos
que me invitaron una vez
a dejar de pasar hambre
a parar con los dolores
que me iba a provocar
eso de no poder parar
de pensar finales tristes

No me quiero acostumbrar
a confiarle al bienestar
no me creo esta verdad
prefiero aquella mentira
que el miedo me decía
que no crea en ningún beso
que sepa decir adiós
que no sirvo para amar
que no quiero molestar

No vengan a interponerse
aventureros piratas
piérdanse con esos mapas
que no hay nada que buscar
el tesoro que enterraron
cuando de aquel barco bajaron
ya lo gaste en porquerías
no tendré ningún problema
las deudas son solo mías.