UN TALLARIN



Lo hago porque si, o porque sé
porque todavía no me duele el cuerpo.
Porque el cuero se está curtiendo,
pero de vieja no me voy a morir.
De eso quedate tranquila,
que de acá me voy de repente
como de todos lados.
No creo que salude,
asique, no te ofendas.
Te aviso, por las dudas,
no es de mal educada.
Pero como los tallarines
por los agujeros del colador
me voy a escurrir.
Quiero ser como algunos fideos,
esos que nadie se come porque se escapan.
Aunque termine en el resumidero,
con todos la basura de la ciudad.
Con suerte llegue al río, me la juego que si,
y de ahí andá a saber,
eso te lo cuento después.
Pero ya disfrutaré ese viaje,
ahora me voy a mojar un rato con la lluvia,
que es lo que hay ahora en la calle.
Además de un montón de otras cosas
que seguro me voy a encontrar.
Eso también te lo cuento a la vuelta.
Igual prefiero que ya no estés acá
y ojalá nos encontremos en el Paraná,
va a ser lindo reconocerte entre tanta mierda.

Nadie me dijo que agosto se iba a terminar.
En el fondo yo lo sabía
de repente un septiembre,
una pronta primavera que asumir.
De alguna forma lo sabia...