Hay demasiadas estrellas en el suelo esta noche,
y yo tan cerca.
Dónde dejo este metro sesenta y cincuenta kilos
de sangre no renovable que se congela en las venas.
Se me entumece el cerebro de solo pensarte marinero,
que rareza esa tuya, de tener el campo visual tan
acotado,
de guiarte tan poco por el viento y mirar tanto el
pronóstico,
que rareza esa suya de creerle a la gente que se
acomoda tanto
el pelo, con lo poco que importa, y si no lo sabes vos, quién.
el pelo, con lo poco que importa, y si no lo sabes vos, quién.
Que el ritmo siga al menos marcándote el paso,
y que sepas ver quienes bailan al compás;
que sordos abundan moviendo las cabezas al son de
disimular.