Es tu vida, tu escultura,
tu obra, lo que vos quieras.
tu obra, lo que vos quieras.
- A mi todo me cuesta un huevo.
- Tuve suerte de encontrarte, aunque no te
caía bien.
- Esconder estos golpes quiero, mejor que
desaparezcan.
- Yo te voy a defender.
Como cuando venías a los tumbos en la bici a
buscar los diarios y salías peor, con esa mochila con 50kg de tribunas, y tu alegría,
a pesar de todo.
a pesar de todo.
Tus duendes, las medialunas con dulce de
leche, tu dulce amistad.
Los títulos de la tapa pegados en la cara.
Los títulos de la tapa pegados en la cara.
- Me quede dormida arriba de esta pila, me
gusta el olor a tinta, a imprenta.
- Unos mates y seguimos.
- Ahí viene el hermano plateado con sus
sermones, no me hagas reír.
Seguimos moldeando esta escultura,
que fue un bloque en
el pasado, en bruto,
y
con fuerza y habilidad se hizo mujer,
hermosa.
- A mi todo me cuesta un huevo, por eso lo
cuido.
Sería como ellos, que van por ahí livianos,
despreocupados, porque saben que abajo está la red, yo abajo tengo el piso, durísimo,
lo conozco, me caí varias veces. Lo conozco.
- Mira esta cicatriz, me la hice una vez de
confiada, creí que había alguien, esperándome, para agarrarme. Y no había
nadie, o si, el piso, otro moretón.
Ahora las lágrimas no se desperdician
en manifestar esos
dolores,
quiero
que lloremos de alegría, fuerte,
y nos abracemos, fuerte.
En ese minúsculo cuerpo, la sorpresa,
la sorpresa sos vos, la
fortaleza,
tu
fortaleza sos vos y los que dejas entrar.
Estamos aca, viviendo,
para
crecer, para ser,
para
sacarnos los miedos,
para cometer
pecados,
todos menos
uno,
el de no ser felices.
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