MateR


Me explotan por todos lados y ya no se qué hacer.  Ni dormir me dejan.
Se amotinan en la puerta; no puedo salir, encerrada.
Las veo por abajo, a contraluz.  Bollos de papel.
Lloran como bebés, que molestas son; se creen que tienen derechos.
Si ni siquiera existen para los demás, son sólo mías; todavía.
Y así se van a quedar.
Hasta que yo quiera.
Mal nacidas, pobres.
No logro entender de qué estúpido laberinto las deje salir.
Las malas ideas se empecinan, en que algún día las desabolle,
y vuelvan de su muerte súbita y precoz.
Lastimosas realidades abortadas.